lunes, 9 de abril de 2012

Hay cosas que solo deseo olvidar.


Recuerdo que las ultimas palabras de Alexxa antes de desmayarme fue "Yo fui su mujer". Entonces mi historia termino ese día. Ya no podía ser yo la protagonista de esta novela. Alguien más se había ganado mi lugar. Al pasar los días ya no se hablaba de mi boda, sino de su tristeza. Mi hermana se estaba matando poco a poco. Mi padre había golpeado Alexxa ese domingo como nunca lo había echo. En su cuerpo ya no quedaba rastro de su pálida piel. Grandes y oscuros hematomas habían usurpado su color. No tenia fuerzas para mantenerse en pie y yo, bueno... Ahora es la historia de Alexxa.

Adolfo era un punto negro entre las sabanas que cubren la noche. No tenía lugar en mis pensamientos. En realidad no podía tener lugar. Con solo recordar sus palabras, deseaba que mi mundo se fundiera para siempre... Nuestra casa ya no era la misma. Todo era nada y no tenía sentido nuestras miradas. Mi madre se la pasaba llorando. Mi padre no dejaba de andar toda la casa con ese movimiento de mano y reloj que tanto lo caracterizaba cuando la ansiedad lo atacaba. Y Adolfo... Adolfo... Ya no supe nada más de él hasta hoy.

Alexxa y Adolfo habían consumado su amor días antes de nuestro compromiso formal. Ese encuentro iba ser la despedida por una separación obligada pero no deseada. Pero el destino no tardo en hacer su jugada y nueve meses después, nos encontramos diciéndole adiós Alexxa y recibiendo en nuestros brazos el producto de su amor. Y no es hasta hoy que me doy cuenta que yo solo fui una ficha mal jugada por el destino...


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 **** Escribe cartas para mí. 

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