jueves, 16 de enero de 2014

¡Un adiós!

Gracias por visitar mi blog.

Este nuevo año 2014 me he propuesto crear otro blog que sea un poco más personal. Que refleje mis sentimientos y que de una forma u otra me ayude a definir mi “estilo” en cuanto a la escritura. Por el momento este blog quedará en pausa. Pero si deseas continuar apoyándome puedes visitar este nuevo blog llamado Historias de un Pensamiento Libre.

Espero les guste.

Un abrazo

YeseniaFG

martes, 1 de octubre de 2013

Recompénsame Garo

Garo es extraño pensarte. Pensarte de una manera como no lo hacía antes. No sé, me gusta el Garo que aparece en mis pensamientos, que es el mismo que he conocido siempre, pero no es hasta ahora que lo entiendo. Aquel encuentro en el que no me vistes ha revolcado todo mi presente. La angustia está presente día a día. No se siente como la última vez que solo fui capaz de decir “hola”. Ese día era nervios. Hoy es miedo.

Me apresuro a vestirme. Al mirarme en el espejo pensé en ti. Llevo mahonés, blusa a rayas con botones, ballerinas, pelo alborotado y el recuerdo de las veces que me veías vestida así y me decías al oído lo hermosa que era. A decir verdad, en ese momento tus palabras para mí tenían importancia pero no las entendía. Como aquella vez que estabas sentado frente a la facultad de Ciencias Médicas, la sombra de aquellos árboles jugaban haciéndote tonos de piel y lucías hermoso, nervioso. Me acerqué, te rodee con mis brazos, podía sentir tus nervios, pero preferí ignorarlos. Te reclamé por el tiempo que no habíamos pasado juntos las últimas dos semanas y tú con una pequeña sonrisa en los labios dijiste que me lo recompensarías “¡Te lo prometo!”

Hoy mientras caminaba hacía el examen que definiría todo lo que he sacrificado pensé en ti. No pude hacer nada para que la tristeza no me invadiera. Me examinaba y mi conciencia también lo hacía. Me di cuenta mi querido Garo que no había querido ver lo mucho que me amabas.

Y no te dejé recompensarme. Ese día dije muchas cosas que te dolieron pero hoy es a mí a quien queman. Te deje marchar sintiéndote culpable. Sin querer entender lo importante que era para ti tu futuro, en el que me habías incluido y yo por inmadura, impaciente estaba derrumbando. Creía que te entendía y tú a mí no. Pero era todo lo contrario.


Recompénsame mi Garo, lo prometiste. Recompénsame para poder decirte “lo siento”. Recompénsame para saber de ti. Recompénsame mi Garo para que esta culpa deje de doler. Recompénsame mi Garo para poder recompensarte, mi amor. – YFG 2013

lunes, 2 de septiembre de 2013

Por siempre mi Garo

Te encontré. Sin buscarte, sin llamarte, sin pensarte. Ayer mientras caminaba por esas calles viejas llenas de historias, las que a casi nadie le gusta transitar y cuando lo hacen no se detienen para admirar la belleza que hay detrás de sus historias. Cómplice de tal acusación iba yo. Con la mirada agachada, de ese modo avanzaría con cada paso dispuesta a ponerle fin a una semana tan ajetreada. Pero tuve que llegar a ese punto donde o levanto la mirada o permito ser arrollada. Mientras esperaba a que algún “samaritano” (y no precisamente ese que alude a las personas de tal pueblo) me diera paso, te divise al otro lado de la calle. Llevabas unos mahones oscuros y una T-shirt de cuello v color negra, enmarcando tu cuerpo. Ese que aún no olvido.


Fue cuando pensé en ti, después de mucho tiempo. Y pensé en mí. En la ultima vez que te vi y no fui  capaz de decir otra cosa que no fuera “Hola”. A mi mente saltaron preguntas inquietas. “¿Habrás pensado en mí en todo este tiempo? ¿Habrás regresado a mi antiguo trabajo para comprar frutas que ya no comes con la única excusa de encontrarte conmigo? ¿Te habrás olvidado de mí, de mi nombre?” Tenía que averiguarlo, no podía dejar pasar nuevamente el tiempo sin saber de ti. Cuando me disponía a cruzar para llegar donde te encontrabas, el miedo se apodero de mí. Me paralice en medio de la calle. Mi mente se quedo en blanco y olvide caminar. Fue el timbre de aquel auto conducido por un hombre con deseos de llegar pronto a su lugar destinado, quien me hizo regresar a la realidad y retroceder en mis propios pasos. Me disculpe apresuradamente. Te busque con la mirada pero ya no estabas. La pesadez y la angustia invadieron mi cuerpo. Sabía que pasaría mucho tiempo para volver a verte. Mis pasos fueron disminuyendo y con ellos la prisa de ponerle fin a ese viernes… Tenía mucho en que pensar.
 – YFG 2013

viernes, 23 de agosto de 2013

Julieta sinónimo de felicidad (IV)

“Julieta la que es de la tierra, del cielo.
La que es universo, respira palabras
 y besa en poesías”

Julieta lleva dos años sin ver ni hablar con su luna ni estrella. A veces se siente triste, extraña, pero intenta olvidar. Sigue con su perro, continúan aprendiendo juntos. Compro un apartamento lejos de su familia, quienes no soportan sus cambios de humor. Los que no entienden que Julieta no nació para ser igual a los demás. Pues sí. Julieta pasa buenos ratos con su perro en el apartamento. Cocinan, bailan, leen, toman vino y son felices.

Julieta anda en busca de cosas nuevas. Y no precisamente esas que son materiales y mucho menos esas que se planifican. Quiere nuevas experiencias pero esas que te da la vida, sin esforzar el momento. Esas que son genuinas.

Un ejemplo de eso ocurrió hace una semana, cuando Julieta iba en busca de un restaurante que la comida sabía como “echo en casa”. Andaba sola en su Volkswagen Beetle color amarillo, ventanas abajo, cabello alborotado, mucho hambre y sus pensamientos quien sabe en qué platillo. Según su despiste, se equivoco de camino y entro en uno solitario. Mientras más guiaba, más oscuro se hacía el camino, uno rodeado de árboles. Comenzó a sentir la necesidad de pararse en medio del camino y gritar. Gritar todo eso que hace mucho guardaba dentro de si y que sentía que le oprimía el pecho.

Continuaba su camino, miraba por el retrovisor. Se decidió parar, nadie la seguía, con eso no molestaría. Abrió la puerta de su auto, salió con determinación. Se paro justo en medio de la carretera y como guiada por algo mágico, comenzó a bailar. Su cuerpo en ese momento solo quería bailar. Paso de un estado de ánimo al otro. Bailaba y mientras lo hacia su cabello se alborotaba más. Subió aún más el volumen de su radio y giraba, bailaba, reía. Busco su cámara se grabo siendo feliz. Quería compartir luego ese momento con su perro.


Varios autos transitaron por el lugar, pero para ellos Julieta era una “chica loca”, así que no prestaron atención. No fue hasta que un Jeep Wrangler color negro conducido por una señora que aparentaba haber vivido mucho, estaciono su auto junto al de Julieta. La señora de cabellos de algodón, sonrisa grande se acerco a Julieta y pregunto si la podía acompañar. El cielo fue testigo de ese hermoso momento. Gotas de lluvia comenzaron a caer sobre ellas. Sentían felicidad. Lo podían sentir en sus corazones. Por primera vez Julieta podía decir que sabía lo que significaba ¡LIBERTAD! – YFG 2013




















                                                                    Foto tomada de la red.