miércoles, 30 de mayo de 2012

No quiero ser un lápiz


Hoy quiero presentarles una entrada muy importante para mí. Algo diferente pero muy divertido. Les cuento como va la cosa... Hoy junto a Sherley del blog Impulsiv@ realize un ejercicio de creatividad que consistía en escribir un texto en poco tiempo utilizando una frase aleatoria. No les puedo negar que estaba muy nerviosa. Era solo un ejercicio pero podía sentir la presión del ejercicio. Pero es muy interesante. Los animo a que lo realicen con sus amigos, familiares o con ustedes mismo.

** Si desean leer mi ejercicio de creatividad solo tienes que darle un click a aquí.

Les presento el texto de Sherley. La frase de su ejercicio fue "No quiero ser un lápiz...





El brillo intenso de aquel color blanco molestaba grandemente mis ojos. Por eso en aquel instante se deslizaba suavemente una huella de carbón; pero lo que no saben es que para poder dejarla era necesaria una fuerza. Aquella fuerza constreñida entre tus dedos afloraba formas y palabras. Muchas de ellas no eran necesarias, ni reales, simplemente no eran nada. Y como lápiz condenado a la fuerza de dos dedos vivo yo. Pero hoy he decido que no quiero ser un lápiz. Seré acrílico libre que corre por el lienzo que cargará en las paredes de algún museo la representación de mi libertad.


martes, 29 de mayo de 2012

El corazón delator


Autor: Edgar Allan Poe
Titulo original: The tell-tale heart
Traducción: Julio Cortázar


¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.

Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.

Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:
-¿Quién está ahí?

Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.

Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.

Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.

Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.

martes, 22 de mayo de 2012

"La Sombra"

Un grupo de jóvenes universitarios a principio del mes de junio, para liberar el estrés provocado por los exámenes finales, deciden pasar un fin de semana acampando en el bosque cerca del lago "Blue". Era un viernes, el bosque estaba tranquilo, alumbrado por la luz de la luna llena, todos disfrutaban acompañados de música, comida y bebida. Bailaban alrededor de la fogata. Todas las preocupaciones habían desaparecido esa noche. Querían celebrar el final de un semestre cargado porque pronto tendrían que enfrentarse a la realidad. Hacían bromas, todos reían y como recompensa cada uno se daba un shot de tequila. Dentro de tanto alboroto no se daban cuenta que poco a poco sus cosas desaparecían.

El sábado en la tarde, mientras unos nadaban en el lago, otros intentaban cocinar la típica comida de universitario, otros aprovechaban para tener una siesta. No lograban escuchar que al final del bosque se estaba desatando una “tormenta”. No esas de ráfagas de vientos, ni lluvia, truenos, rayos. No. Una mucho más simbólica. Esa noche el bosque estaba más oscuro de lo habitual. No se sentía el viento, las ramas permanecían inmóviles. No fue necesario prender fogata. Decidieron dormir con las casetas abiertas de par en par para poder respirar. El calor era muy intenso. Ni siquiera las bebidas podían refrescarlos. Mientras dormían una de las chicas creyó ver una sombra rápida pasar de un lugar a otro. Con cautela despierta a sus amigos. Ninguno escucho nada. Pensaron que era producto de la imaginación de su amiga, por haber bebido demás. La joven intento tranquilizarse. No tardo en cerrar los ojos y sentir la sombra nuevamente. Esta vez no lo había sentido solo ella. Todos se miraron, pero no tuvieron valor para salir de la caseta y enfrentar aquello que tanto les estaba perturbando.

La sombra se movía de un lugar a otro. Se escuchaba crujir las ramas. Se alborotaban las hojas. Las pisadas eran cada vez más fuertes y ligeras. La sombra se movía con mayor rapidez. La respiración de los jóvenes se entrecortaba. El miedo invadía sus cuerpos. Pensaban que todo era producto de su imaginación, pero la sombra seguía allí, moviéndose enloquecidamente, tumbando todo a su paso. Luego de varios intensos minutos, la sombra desaparece, la calma regresa pero los jóvenes seguían allí sin cerrar sus ojos. Tan pronto la luz del sol alumbro todo el lugar, salieron de las casetas, recogieron todo lo más rápido que pudieron.

Una vez más se escucha a lo lejos el aleteo de las aves, el crujir de las ramas, el movimiento enloquecedor de las hojas cuando son alteradas por alguna fuerza mayor. Cada vez más alto, cada vez más cerca. Sin pensarlo los jóvenes comienzan a correr dejando a tras solo huellas. El ruido se apoderaba del lugar. Cada vez estaba más cerca de ellos. Corrían desesperados implorando al cielo la oportunidad de poder llegar al carro con vida y escapar de esa pesadilla.

Uno de los jóvenes por su poca habilidad en los deportes y su mala condición física fue quedándose cada vez más lejos de sus amigos. Fatigado, tropieza, cae al suelo y se le es imposible levantarse. Las pisadas, el crujir de las ramas, la intensidad del viento, todo se sentía cada vez más cerca. Va sintiendo como poco a poco su piel se eriza al entrar en contacto con eso “la sombra”. Da un grito desgarrador. Sus amigos se paralizan, llenos de temor se miran y se prepara para enfrentar la situación. Ya no se escucha los pasos, ni el crujir de las ramas. Toman un bocado de aire, se voltean, al mirar lo que sucede lo único que logran dejar escapar es una risa enloquecedora. “La sombra” no era otra cosa que una pelota de pelo con cuatro patas. YFG©2012-


Dale click aquí para ver a "La sombra"

jueves, 17 de mayo de 2012

Querido Tommy

Cuando se ama ¿cuan dispuesto estaríamos en hacer algo diferente para desmostrar a esa persona especial que la amamos con la vida?

Este video te dará una idea.

Disfrutalo!!!



miércoles, 16 de mayo de 2012

Deseos

Y sentir tu mirada tocando mi cuerpo.

Tus manos ardiendo por el deseo.

 Capaz de decir te amo con un solo beso.

Y llegar al cielo con tu respiración acelerada.

Y alcanzar el punto más alto con una sola palabra.

Ardiendo

Entonces con una mirada envenenada me dice

"Quisiera ser el agua de tu ducha"

Y me sentí perdida. ¿A caso el podía oler mis deseos más perversos?

"Y entonces dejaremos de ser hielo, seremos fuego y nos convertiremos en lava"





martes, 15 de mayo de 2012

No todo es como se escucha

Había una vez una niña de 5 años que amaba a su amiga Angélica. Para todos lados siempre la llevaba. Todos en la familia molestaba a la niña porque Angélica lucía cansada y gastada. En verano su familia organizo una fiesta en su cabaña en la montaña. Su padre le pidió amablemente que dejara Angélica en su habitación. En contra de su voluntad la niña acepto.

Hubo un accidente, la cabaña en incendió, todos salieron gritando ¡Auxilio!. Los paramédicos y bomberos no tardaron en llegar. Un bombero, el más joven pregunto si había alguien atrapado en las llamas y todos contestaron que no. En eso observa que la niña llora desesperadamente, con cautela se acerca y le dice que todo estará bien. La niña muy triste contesta que su Angélica esta atrapada en el fuego y que su tía Marta se enojara con ella por no haberla cuidado bien. El bombero preocupado, les grita a sus compañeros

-Todavía queda alguien atrapado. Se llama Angélica y se cree que esta en la última habitación.

En esos momentos todos comienzan a reírse. El bombero no sabe que sucede. Se detiene y contempla a sus compañeros y demás invitados de la familia. El padre de la niña le grita desde el banco en el que estaba sentado

-Olvidese de Angélica. Es solo una muñeca de trapo.



lunes, 14 de mayo de 2012

Iris, la soñadora...


Iris una joven de 17 años vivía en el pueblo más pobre del país Avispa. Entre todas las damas era la más fea y como si fuera poco también era desconsiderada. Pasaba sus días soñando con que algún joven príncipe vendría a rescatarla de su desdicha y se la llevaría a vivir muy lejos en algún castillo. Mientras toda su familia trabajaba muy duro, Iris solo pasaba sus horas frente a su espejo peinando su encrespada cabellera y repitiéndose a diario lo hermosa que era.
Un día de primavera llegaron los caballeros del príncipe al pueblo. Pegaban por todas partes un anuncio que indicaba: “Se busca Dama de Compañía para el Príncipe”.  Iris no podía creer lo que leía.

-¡Por fin, mi sueño se hará realidad!

            Llegada la fecha Iris vistió su más fino y caro vestido que compro gracias al dinero que robo a sus padres. El mismo que utilizarían más tarde para pagar la renta del pequeño-diminuto- cajón en el que vivían. Muy coqueta y segura de sí, fue en busca de su sueño. Se encontró con una larga fila de jóvenes y adultas que impacientes aguardaban su turno. Se percato que todas las mujeres que salían del carruaje, lo hacían llorando desesperadas, cubriendo sus rostros. Iris como se creía muy lista pensó:

-Todas lloran porque ninguna es suficiente para el príncipe. Pero cuando me vea, quedará prendado de amor por mí.

            Con una sonrisa en su rostro, espero paciente, hasta llegar su turno. Entre tanta conmoción, no se percato que era la ultima en la fila. Respiro profundo, levanto su rostro y con pasos seguros de dirigió al carruaje. Allí la esperaba el príncipe Ramón, tumbado entre cojines, sin camisa y con una mirada devoradora.

            Iris triunfante, se dejo acariciar por aquel apuesto príncipe con aliento de perro. Sus manos comenzaron a desplazarse por diferentes partes de su cuerpo incluso por aquellas que nunca habían visto luz del sol. Para Iris nada de eso era extraño. Pensó muy convencida:

- ¡Que suerte he tenido. El príncipe ha quedado enamorado de mi belleza, me llevara a su castillo, nos casaremos, seré rica y nunca tendré que regresar a este pueblo y menos junto a mi familia!

            Iris permitió que su Príncipe hiciera con ella lo que quisiera. Llegada la noche el príncipe Ramón le pidió que se marchara. 

- Mañana enviaré a mis fieles caballeros por ti. Te llevarán a mi castillo y serás mi Dama de Compañía oficial.

            La joven no podía contener su emoción. Sonriente, risueña, salio del carruaje. Para esa hora ya todos en el pueblo conocían las intenciones del príncipe. Un grupo de adultos susurraban y cuando vieron salir a Iris tan emocionada, no podían ocultar sus expresiones de espanto, de desapruebo.

            Cuando Iris llego a su pequeño hogar ignoro las lágrimas de su madre y la preocupación de su padre.

- ¡Iris se han robado todo nuestro dinero!
- Mamá, nadie robo nada. Yo lo tome para comprarme este vestido. ¿Verdad que es hermoso? ¡Ahh! Antes que lo olvide… Desde mañana ya no seré Iris la pobre que pasa hambre. Desde mañana seré la Dama de Compañía del príncipe Ramón.
-¿Qué has dicho?- Pregunto su madre con un hilo de voz.
-¿Acaso te volviste loca? ¿Sabes lo que es ser Dama de Compañía de un príncipe? – Pregunto su padre preocupado.
- Significa que se casará conmigo y me convertiré en Princesa.
-¡Iris eso no es cierto! Ser Dama de Compañía de un príncipe significa, permitir que el haga con tu cuerpo lo que el desee.
-¡No se casara contigo!

            Iris se marcho. No le interesaba escuchar las palabras de sus padres. Estaba muy emocionada con su suerte y necesitaba preparar todo para el siguiente día.

        Y el siguiente día nunca llego. Se dice en el pueblo que el Príncipe viajo hasta otro lugar en busca de una joven bella que lo hiciera suspirar y que tuviera la belleza y el respeto por sí misma que Iris no tenía. Solo de esa forma el Príncipe podría llevar a una Dama de Compañía a su reino.

            Mientras… Iris nunca cambio. Esperaba paciente la llegada del príncipe. Ignoraba las lágrimas de sus padres al enterarse que se quedarían en la calle por no pagar la renta de aquel cajón. 
YFG ©2012

domingo, 13 de mayo de 2012

Feliz Día de las Madres


Esta canción la dedico a mi mamá!!!





lunes, 7 de mayo de 2012

No lo permitas entrar.

Miedo

Tan capaz de hacernos perder la razón. Tan capaz de traicionarnos en ese momento de debilidad. 

Miedo

Nuestro mayor enemigo. Aquel que nos acorta el paso, cuando queremos avanzar....

sábado, 5 de mayo de 2012

Night!



"Noche. Noche encantada. Noche dolorosa.

 Noche insensata, mágica y loca. 

Y luego más noche. 

Noche que parece no acabar nunca. 

Noche que sin embargo, a veces pasa demasiado rápido"
- F. M
(Scusa ma ti chiamo amore)





viernes, 4 de mayo de 2012

Un día (espero que llegue)

Un día te dire lo que siento por tí. Y cuando llegue ese día el cielo se abrirà en dos. Y desde allí bajaran burbujas, nos acojeran. Y en una gran nube volaremos, llegaremos al lugar màs lejano de esta tierra. Y nos bañaremos en un mar de agua telmar. Y allí nos amaremos, teniendo como testigo a la luna. Esa noche se vestirà de novia. Invitara a las estrellas para que canten... Nuestra canciòn de amor.

miércoles, 2 de mayo de 2012

¡Quiero ser igual a los demás!


En el parque Big Apple de la calle Rose del País San Lorenzo, se encontraba una joven sentada en un banco alejado de la multitud de jóvenes, niños, familias y enamorados. Contemplaba aquella imagen tan perfecta de jóvenes alegres, compartiendo risas, abrazos, besos. ¡Cuanto ella, deseaba estar en su lugar!.

-Nunca podré sentir la alegría del corazón cuando se tiene amigos. Esa cosquillas de las que tanto hablan que se siente en el estomago cuando las personas que amas te corresponde de la misma manera. Estar aquí sentada, mirando como la vida se burla de mi, me lastima. Expliqueme por que tengo que ser distinta a ellos. ¿Por qué nadie se acerca a mí y huyen como si yo fuera un apestoso excremento? 

La joven que allí estaba sentada tenía un aspecto desconcertante. Lucía una pálida piel, su cabello era rebelde, tenía grandes ojeras y su ropa la hacía lucir 15 años más adulta. Su pies derecho formaba una c. Cuando caminaba arrastraba su pierna con dificultad. Todos a su alrededor no evitaban burlarse, señalarla.

-Usted Señor, me ha arrebatado cualquier chispa de esperanza que podía tener. Me ha creado fea, inservible. ¿Qué he echo mal? Si lo único que he deseado es tener amigos, que me acepten, poder jugar, bailar, disfrutar.

Aquellas palabras cobraban vida en la joven. Se levanto y haciendo un esfuerzo mayor del que el peso de su cuerpo podía soportar, comenzó a caminar. La desesperación y las lágrimas invadían su mente, su cuerpo. Gritaba exigiendole a Dios una respuesta. Cuando vio que ya no podía más, que su cuerpo toco el suelo, comenzo a golpear fuerte su pierna y con un grito ahogado, desesperado pidió a Dios

-¡Quiero ser igual a los demás!

*************************************************************************

Esta historia es simbólica.

Cuantas veces exigimos a Dios una respuesta. Olvidamos que si somos distintos es porque así Él lo quiere.