martes, 1 de octubre de 2013

Recompénsame Garo

Garo es extraño pensarte. Pensarte de una manera como no lo hacía antes. No sé, me gusta el Garo que aparece en mis pensamientos, que es el mismo que he conocido siempre, pero no es hasta ahora que lo entiendo. Aquel encuentro en el que no me vistes ha revolcado todo mi presente. La angustia está presente día a día. No se siente como la última vez que solo fui capaz de decir “hola”. Ese día era nervios. Hoy es miedo.

Me apresuro a vestirme. Al mirarme en el espejo pensé en ti. Llevo mahonés, blusa a rayas con botones, ballerinas, pelo alborotado y el recuerdo de las veces que me veías vestida así y me decías al oído lo hermosa que era. A decir verdad, en ese momento tus palabras para mí tenían importancia pero no las entendía. Como aquella vez que estabas sentado frente a la facultad de Ciencias Médicas, la sombra de aquellos árboles jugaban haciéndote tonos de piel y lucías hermoso, nervioso. Me acerqué, te rodee con mis brazos, podía sentir tus nervios, pero preferí ignorarlos. Te reclamé por el tiempo que no habíamos pasado juntos las últimas dos semanas y tú con una pequeña sonrisa en los labios dijiste que me lo recompensarías “¡Te lo prometo!”

Hoy mientras caminaba hacía el examen que definiría todo lo que he sacrificado pensé en ti. No pude hacer nada para que la tristeza no me invadiera. Me examinaba y mi conciencia también lo hacía. Me di cuenta mi querido Garo que no había querido ver lo mucho que me amabas.

Y no te dejé recompensarme. Ese día dije muchas cosas que te dolieron pero hoy es a mí a quien queman. Te deje marchar sintiéndote culpable. Sin querer entender lo importante que era para ti tu futuro, en el que me habías incluido y yo por inmadura, impaciente estaba derrumbando. Creía que te entendía y tú a mí no. Pero era todo lo contrario.


Recompénsame mi Garo, lo prometiste. Recompénsame para poder decirte “lo siento”. Recompénsame para saber de ti. Recompénsame mi Garo para que esta culpa deje de doler. Recompénsame mi Garo para poder recompensarte, mi amor. – YFG 2013

lunes, 2 de septiembre de 2013

Por siempre mi Garo

Te encontré. Sin buscarte, sin llamarte, sin pensarte. Ayer mientras caminaba por esas calles viejas llenas de historias, las que a casi nadie le gusta transitar y cuando lo hacen no se detienen para admirar la belleza que hay detrás de sus historias. Cómplice de tal acusación iba yo. Con la mirada agachada, de ese modo avanzaría con cada paso dispuesta a ponerle fin a una semana tan ajetreada. Pero tuve que llegar a ese punto donde o levanto la mirada o permito ser arrollada. Mientras esperaba a que algún “samaritano” (y no precisamente ese que alude a las personas de tal pueblo) me diera paso, te divise al otro lado de la calle. Llevabas unos mahones oscuros y una T-shirt de cuello v color negra, enmarcando tu cuerpo. Ese que aún no olvido.


Fue cuando pensé en ti, después de mucho tiempo. Y pensé en mí. En la ultima vez que te vi y no fui  capaz de decir otra cosa que no fuera “Hola”. A mi mente saltaron preguntas inquietas. “¿Habrás pensado en mí en todo este tiempo? ¿Habrás regresado a mi antiguo trabajo para comprar frutas que ya no comes con la única excusa de encontrarte conmigo? ¿Te habrás olvidado de mí, de mi nombre?” Tenía que averiguarlo, no podía dejar pasar nuevamente el tiempo sin saber de ti. Cuando me disponía a cruzar para llegar donde te encontrabas, el miedo se apodero de mí. Me paralice en medio de la calle. Mi mente se quedo en blanco y olvide caminar. Fue el timbre de aquel auto conducido por un hombre con deseos de llegar pronto a su lugar destinado, quien me hizo regresar a la realidad y retroceder en mis propios pasos. Me disculpe apresuradamente. Te busque con la mirada pero ya no estabas. La pesadez y la angustia invadieron mi cuerpo. Sabía que pasaría mucho tiempo para volver a verte. Mis pasos fueron disminuyendo y con ellos la prisa de ponerle fin a ese viernes… Tenía mucho en que pensar.
 – YFG 2013

viernes, 23 de agosto de 2013

Julieta sinónimo de felicidad (IV)

“Julieta la que es de la tierra, del cielo.
La que es universo, respira palabras
 y besa en poesías”

Julieta lleva dos años sin ver ni hablar con su luna ni estrella. A veces se siente triste, extraña, pero intenta olvidar. Sigue con su perro, continúan aprendiendo juntos. Compro un apartamento lejos de su familia, quienes no soportan sus cambios de humor. Los que no entienden que Julieta no nació para ser igual a los demás. Pues sí. Julieta pasa buenos ratos con su perro en el apartamento. Cocinan, bailan, leen, toman vino y son felices.

Julieta anda en busca de cosas nuevas. Y no precisamente esas que son materiales y mucho menos esas que se planifican. Quiere nuevas experiencias pero esas que te da la vida, sin esforzar el momento. Esas que son genuinas.

Un ejemplo de eso ocurrió hace una semana, cuando Julieta iba en busca de un restaurante que la comida sabía como “echo en casa”. Andaba sola en su Volkswagen Beetle color amarillo, ventanas abajo, cabello alborotado, mucho hambre y sus pensamientos quien sabe en qué platillo. Según su despiste, se equivoco de camino y entro en uno solitario. Mientras más guiaba, más oscuro se hacía el camino, uno rodeado de árboles. Comenzó a sentir la necesidad de pararse en medio del camino y gritar. Gritar todo eso que hace mucho guardaba dentro de si y que sentía que le oprimía el pecho.

Continuaba su camino, miraba por el retrovisor. Se decidió parar, nadie la seguía, con eso no molestaría. Abrió la puerta de su auto, salió con determinación. Se paro justo en medio de la carretera y como guiada por algo mágico, comenzó a bailar. Su cuerpo en ese momento solo quería bailar. Paso de un estado de ánimo al otro. Bailaba y mientras lo hacia su cabello se alborotaba más. Subió aún más el volumen de su radio y giraba, bailaba, reía. Busco su cámara se grabo siendo feliz. Quería compartir luego ese momento con su perro.


Varios autos transitaron por el lugar, pero para ellos Julieta era una “chica loca”, así que no prestaron atención. No fue hasta que un Jeep Wrangler color negro conducido por una señora que aparentaba haber vivido mucho, estaciono su auto junto al de Julieta. La señora de cabellos de algodón, sonrisa grande se acerco a Julieta y pregunto si la podía acompañar. El cielo fue testigo de ese hermoso momento. Gotas de lluvia comenzaron a caer sobre ellas. Sentían felicidad. Lo podían sentir en sus corazones. Por primera vez Julieta podía decir que sabía lo que significaba ¡LIBERTAD! – YFG 2013




















                                                                    Foto tomada de la red. 

viernes, 2 de agosto de 2013

Mi primera vez

"Aquí nació la magia en mi interior. Y con ella las ganas de amar con intensidad".YFG 2010



Medieval Times Chicago 2010


Chicago 2010


Vista hacia el Down Town - Chicago 2010


Six Flags - Chicago 2010


Down Town - Chicago 2010


Humboldt Park - Chicago 2010


Chicago 2010

Fotos tomadas por Yesenia Figueroa para Dictadurasdeunpensamientolibre.blogspot.com

domingo, 28 de julio de 2013

Despedida

III. La llamada
           (Ellos)

En efecto. Era ella. Lo supo por la respiración acelerada al otro lado del teléfono. Podía imaginarla toda nerviosa, comiéndose sus pequeñas uñas. A juzgar por la hora, sabía que no había podido dormir. Que lo extrañaba como él a ella. Y que estaba furiosa por haber llamado primero.

- Hola. (Se apresuro a decir aquella voz al otro lado del teléfono. Era suave, pausada, nerviosa) Solo quería decirte que mañana me iré del país. Comenzaré una nueva vida y me casaré. Quería que supieras que fuiste el amigo que siempre quise tener. Gracias por estar cuando te necesitaba. Gracias por sonreír y por amarme tanto. Sé que tarde mucho en decirte, pero era muy orgullosa. Pero el amor me cambio y gracias a eso pude llamarte y dar el primer paso. Espero que en el camino puedas encontrar a una persona que te haga sentir como hoy me siento; feliz, enamorada, bendecida. También espero que algún día la vida nos haga encontrarnos para ver lo felices que somos… ¡Cuídate!

Silencio. Silencio. Y más silencio. Ya no había nadie al otro lado del teléfono. Una lágrima rodaba por su mejilla, y luego otra y muchas más. Esas palabras quemaban. La distancia los había cambiado y él la había perdido. Perdido para siempre. –YFG 2013


Para leer el principio de esta historia:




sábado, 27 de julio de 2013

"Ya no soy la realidad de mi presente"

Ella a la que miras con dulzura; la que tienes entre tus brazos, la misma que duerme pegada a ti, absorbiendo el olor de tu cuello. Ella, la misma a la que le haces el amor todas las noches con tanta devocía. La que cuando ves sientes que tu mundo se paraliza.

Ella a quien le dices te extraño, te amo… Le dedicas las canciones más hermosas y creas historias de amor para verla sonreír. Ella a quien tomaste por esposa y hoy es la madre de tus hijos.

La misma con la que te desvelas hablando sobre cualquier cosa solo para no verla llorar, perdida en su mundo, pérdida en ella. Porque mientras más pasa el tiempo, más difícil se le hace regresar.


Ella, la que tienes entre tus brazos, son solo migajas de mí. – YFG 2013



viernes, 19 de julio de 2013

Los sueños sí se hacen realidad...

"Una nueva ciudad me espera con sus brazos abiertos de par en par y sus luces encendidas para ver mis sueños hacerse realidad". - YFG 2013 




 Estatua de la Libertad - NY 2013


 Vista desde el Empire State - NY 2013

 Central Park - NY 2013


Time Square - NY 2013
Fotos tomadas por Yesenia Figueroa para Dictadurasdeunpensamientolibre.blogspot.com

miércoles, 17 de julio de 2013

Julieta es cielo... (III)

Julieta, la colérica. La que sigue siendo del viento.
La que se mira en versos, en letras, en palabras. La que es música.
 La que danza lastimada en hogueras
encendidas de miradas, esas que creen que matan.



Julieta tiene dos amigas y un perro. Su perro era su novio y no por lo pulgoso, sino por lo fiel. Julieta y sus amigas eran sinónimo de unidad. Eran cielo, luna y estrella. Julieta era el cielo. No tenía luz propia, siempre la luna y la estrella la hacían brillar.  Bueno… esto ocurría todo el tiempo. Las personas alrededor admiraban la luz, solo la luz. Por sus bellezas, por ser únicas. Olvidaban que el cielo también era hermoso. Era grande, podía refugiar en él a muchos. Siempre estaba presente. Pero no brillaba. Nadie lo podía elogiar porque la luna ¡oh la luna! Era tan hermosa. Y la estrella ¡que preciosa!

Pero en fin. Julieta era así. Tan distinta, alegre, enojada pero nunca olvidaba. De todas Julieta no brillaba, pero tenía sueños. Julieta sabía que era grande y soñaba en grande.  Sus amigas siempre intentaban que caminara en el suelo. Y desprestigiaban su valor. Y Julieta lloraba. Lloraba porque no la dejaban ser. La drenaban constantemente de criticas por su manera de vestir, peinar, por lo que comía, por la música que escuchaba.

Pero algo en silencio, admiraban de ella. Que lograba lo que quería y hacía lo que decía.

Y Julieta dijo – “ya no más” –

Entonces el cielo se quedo sin luna y se quedo solo la estrella. Julieta se enamoro de un perro y comenzó a crear magia y soñar más alto. Y sus sueños la hacían brillar. La estrella se sintió celosa. El cielo podía brillar. Su luz era tan hermosa, que la estrella casi no se veía. El cielo ahora tenía luz propia. YFG 2013

Foto tomada de la web.

lunes, 8 de julio de 2013

Conociendo a Julieta (II)

“Julieta, la que sigue siendo del aire, de la música,
de las letras, de los libros y de la risa”


Julieta sinónimo de contradicción. Quien ama a Julieta no conoce sus sentimientos. De día es fiera, seca. De noche, llora sus penas. Julieta es así, tan recta para no perderse y eso le molesta. El no poder desviarse y disfrutar como todos. Julieta piensa que no le importa la opinión de los demás, pero cada vez que actúa mira hacia atrás.

Julieta quiere ser libre, habla de libertad, abre sus alas pero no sabe volar. Julieta sueña, intenta viajar con ellos pero al verse despegada del suelo se deja caer.

Julieta sinónimo de posesión. Quiere tenerlo todo bajo control. Cuando no es así su mundo se vuelve un caos. Julieta, la misma que lo intenta cien veces hasta materializarlo, después pierde su interés.

Julieta, la colérica. La que todos miran, la que todos señalan, la que pocos aman. - YFG 2013


Julieta… 

¿Qué más me contarás Julieta? 


domingo, 7 de julio de 2013

Julieta

“Julieta. Mi Julieta, la que no es mía y no es de nadie. La que soy y no lo sé.
 Julieta la que es viento y fuego.
La que lastimada baila en hogueras encendidas en palabras”



Julieta. No la de Romeo. En realidad no es de nadie, bueno, solo de la vida, del aire, de la música, de la risa, de las letras y de los libros. Julieta una dama con miles de defectos. Virtudes sí, pero no encaja en el mundo donde vive. Julieta tiene miedo. Miedo a darse cuenta que no ama, solo quiere. Tiene miedo. Miedo a descubrir que no es lo que siempre le han dicho ¡egoísta! Tiene miedo. Miedo a proyectarse con las alas abiertas ¡y volar! Tiene miedo. Miedo a cegarse y defender sus ideales desenfrenadamente. Tiene miedo. Miedo a marcharse y extrañar a quienes la lastiman, la critican. Tiene miedo. Miedo hablar de ella. De lo que es. Tiene miedo. Miedo a decir que eres al único al que ama. Al que extraña cuando se aleja y cuando esta. Tiene miedo. Miedo a querer ver la vida como realmente es ¡REAL!

Julieta, la que hoy se siente otoño, primavera, verano pero no invierno. YFG 2013



martes, 18 de junio de 2013

Un último respiro I

¡Te necesito mi amor! ¡Te necesito!

Esas fueron las últimas palabras que escucho Francisco. Tenía grabado el rostro de Brenda empapado en lágrimas. Sabía que no era una decisión fácil.

Brenda intentaba mantenerlo con vida, mientras esperaba la ambulancia, pero era demasiado tarde. Francisco no quería seguir viviendo. No como humano.

A sus treinta años de edad, Francisco tenía una enfermedad que debilitaba su corazón cada día. Amaba a su esposa, pero le dolía verla tan cansada, tan consumida por la angustia y las preocupaciones. Desde el momento que sintió su corazón débil se propuso no vivir más. Sabía que estaba muy enfermo.

Al pasar los días y ver que Brenda trabajaba día y noche, lo cuidaba y su cuerpo y aspecto cambiaba, más fuerte era el deseo de morir que sentía Francisco. Sabía que para Brenda sería difícil de sobrellevar su muerte, pero era la única forma que tenía para cuidar de ella. Brenda había sido una mujer fuerte, hermosa, segura de sí misma. Tenía una fuerte conexión con la vida y un inmenso deseo de cumplir sus sueños. Ella era su inspiración cada día. Tenía claro mucho antes de enfermar, que él necesitaba de ella, de su amor, de su vida, de todo lo que la rodeaba.

Necesitaba morir. Morir para que con el tiempo Brenda volviera a sonreír. Para que pudiera recobrar su aspecto hermoso, para verla segura de si misma y verla lograr sus sueños. Quería que Brenda tuviera una vida para cuidar a esa criatura que tenía en su vientre.

Mientras se esforzaba por no regresar a la vida, abrir sus ojos y ver a Brenda, mientras le suplicaba al cielo que no lo permitiera regresar a menos que fuera como guardián, mientras que todo eso ocurría, Brenda lloraba y en su mente revivía esos momentos tan especiales que había vivido juntos.


Una extraña conexión ocurrió. Francisco entendió que era el momento. Podía ver a Brenda y a la criatura que ella llevaba en su vientre. La misma que fue planificada, concebida con amor. Aún con su debilidad, se esforzó para entregarle todo a su esposa. La mujer a la que amaba perdidamente. Se entrego con amor, pasión. Fue en ese último contacto donde pudo amar a Brenda como nunca lo había hecho. 

...

jueves, 23 de mayo de 2013

Como la primera vez.



Ana la chica de la sombrilla negra con círculos blancos. La que lleva puesto un traje rojo y zapatos color noche. Ana la chica del cabello color sol, que con su cola de caballo deja caer en su cintura ondas naturales. Ana la chica que sonríe y sus mejillas se tornan color rosa bebe y su risa ilumina todo a su alrededor. Ana la chica de ojos color naturaleza y de largas piernas que trazan delicadas líneas rectas. Ana la chica que cuando habla es capaz de parar corazones con su dulce voz.

Ana la misma chica que lo tiene hipnotizado como hace 18 años.  Hoy es su cumpleaños, la observa y le besa la frente como la primera vez. YFG 2013

lunes, 6 de mayo de 2013

En llamas


Anoche vi en tu rostro ese silencio amargo que tanto daño hace. Caminabas de un lugar a otro como si con eso evadieras la realidad. Tu rostro empapado de lágrimas, sudor y lluvia. La desesperación y la amargura inundaban tu ser.

Yo intentaba dejarme ver entre los cristales, gritaba pero mi voz no se escuchaba. Y mi cuerpo se fue deteriorando, me faltaba el aliento. Mi mirada se apagaba poco… a poco… Todo en mí se consumía al igual que a mi alrededor.

Y me mirabas, y nuevamente ese silencio tan aterrador en tu mirada. Tu rostro tan neutral. Y tus manos tan culpables. Ya no existía lágrimas, ya no existía desesperación. Tu odio hacía mi ser te hacía más fuerte. Y reías… Y cantabas. Como si en lugar de perdida naciera una esperanza.

Te acercaste a mi cuerpo y en medio de esa tormenta me obligabas hacer tuya. Pero mi vida YA NO TENÍA FUERZAS PARA LUCHAR. Se enloquecía y mi alma lloraba. Lloraba porque te había amado. Porque siempre buscaba una excusa que me retuviera en el infierno al que me sometías. Porque tenía esperanza que cambiaras. Porque quería que la vida te hiciera ver lo hermoso que es amar. Y aunque sabía que todo eso era solo una idea, aguantaba. Por mí, por ti y por mi amor a ese ser que algún día me hizo feliz.

Y con lágrimas en mi rostro, lágrimas que quemaban y ya sin poder hacer nada y con el último aliento, el que carga sueños, fe y esperanzas le di gracias al cielo de que todo esto terminara aunque con eso mi vida se esfumara. 

domingo, 10 de marzo de 2013

Despedida


II. La llamada
          (Él)

Se despertó muy temprano, más de lo habitual. Hacía mucho frío y tenía un torbellino de recuerdos que no lo dejaba descansar. Estaba solo en su habitación. Tumbado en su cama, mirando al techo, no dejaba de pensar. Llovía fuerte y prometía ser un miércoles frío, silencioso, vacío.
Un olor dulce entraba por la ventana de su cuarto que aún permanecía abierta. Ese olor lo hizo recordar. Pensar en ella. Llevaba dos años sin verla. No sabía por qué tanta distancia, tanto silencio entre ellos.
            - ¿Qué estará haciendo? Seguro que durmiendo. Dudo que esa chiquilla cambie. – Pensaba en voz alta mientras se le dibujaba una sonrisa. Sus primeros recuerdos y pensamientos de esa mañana habían sido remplazados por el recuerdo de ella.
Nunca, nadie podía comprender el sentimiento que tenía hacía ella. Protección, amor y más amor. Un amor que no podía ser explicado porque no existían palabras para hacerlo. No sabía como había podido estar tanto tiempo sin verla. Sin apretarles sus cachetes, sin abrazarla, sin mimarla, sin molestarla, sin protegerla…
Mientras más la recordaba, mayor era su ansiedad. No podía dejar de culparse por esa distancia que al principio era física, pero ahora era mucho más que eso. Ahora los estaba separando por completo.


Se escucha sonar su teléfono.

Comenzó a buscar su celular desesperadamente. No sabía por que, la ansiedad lo estaba presionando. Su corazón latía tan rápido y fuerte que ni un tambor podría alcanzar su nivel y envolverlo en su ritmo. Una parte de él sabía que era ella quien llamaba pero otra parte dudaba. Deseaba y no deseaba. Sus movimientos por todo el cuarto eran rápidos. El sonido de su celular era cada vez más y más alto. Perturbadoramente alto. Sus manos no lograban alcanzarlo.

-¡Hola! – Contesto. Su voz era fuerte y dulce. ¿Puede algo ser fuerte y a la vez dulce? Quería disimular su ansiedad, su nerviosismo. Esos que atacaron dejándolo sin aire cuando al otro lado de la línea telefónica escuchaba una respiración fuerte pero nerviosa. - YFG ©2011