martes, 18 de junio de 2013

Un último respiro I

¡Te necesito mi amor! ¡Te necesito!

Esas fueron las últimas palabras que escucho Francisco. Tenía grabado el rostro de Brenda empapado en lágrimas. Sabía que no era una decisión fácil.

Brenda intentaba mantenerlo con vida, mientras esperaba la ambulancia, pero era demasiado tarde. Francisco no quería seguir viviendo. No como humano.

A sus treinta años de edad, Francisco tenía una enfermedad que debilitaba su corazón cada día. Amaba a su esposa, pero le dolía verla tan cansada, tan consumida por la angustia y las preocupaciones. Desde el momento que sintió su corazón débil se propuso no vivir más. Sabía que estaba muy enfermo.

Al pasar los días y ver que Brenda trabajaba día y noche, lo cuidaba y su cuerpo y aspecto cambiaba, más fuerte era el deseo de morir que sentía Francisco. Sabía que para Brenda sería difícil de sobrellevar su muerte, pero era la única forma que tenía para cuidar de ella. Brenda había sido una mujer fuerte, hermosa, segura de sí misma. Tenía una fuerte conexión con la vida y un inmenso deseo de cumplir sus sueños. Ella era su inspiración cada día. Tenía claro mucho antes de enfermar, que él necesitaba de ella, de su amor, de su vida, de todo lo que la rodeaba.

Necesitaba morir. Morir para que con el tiempo Brenda volviera a sonreír. Para que pudiera recobrar su aspecto hermoso, para verla segura de si misma y verla lograr sus sueños. Quería que Brenda tuviera una vida para cuidar a esa criatura que tenía en su vientre.

Mientras se esforzaba por no regresar a la vida, abrir sus ojos y ver a Brenda, mientras le suplicaba al cielo que no lo permitiera regresar a menos que fuera como guardián, mientras que todo eso ocurría, Brenda lloraba y en su mente revivía esos momentos tan especiales que había vivido juntos.


Una extraña conexión ocurrió. Francisco entendió que era el momento. Podía ver a Brenda y a la criatura que ella llevaba en su vientre. La misma que fue planificada, concebida con amor. Aún con su debilidad, se esforzó para entregarle todo a su esposa. La mujer a la que amaba perdidamente. Se entrego con amor, pasión. Fue en ese último contacto donde pudo amar a Brenda como nunca lo había hecho. 

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