¡Te necesito mi amor! ¡Te necesito!
Esas fueron las últimas palabras que escucho Francisco. Tenía
grabado el rostro de Brenda empapado en lágrimas. Sabía que no era una decisión
fácil.
Brenda intentaba mantenerlo con vida, mientras esperaba la
ambulancia, pero era demasiado tarde. Francisco no quería seguir viviendo. No
como humano.
A sus treinta años de edad, Francisco tenía una enfermedad que
debilitaba su corazón cada día. Amaba a su esposa, pero le dolía verla tan
cansada, tan consumida por la angustia y las preocupaciones. Desde el momento
que sintió su corazón débil se propuso no vivir más. Sabía que estaba muy
enfermo.
Al pasar los días y ver que Brenda trabajaba día y noche, lo
cuidaba y su cuerpo y aspecto cambiaba, más fuerte era el deseo de morir que
sentía Francisco. Sabía que para Brenda sería difícil de sobrellevar su muerte,
pero era la única forma que tenía para cuidar de ella. Brenda había sido una
mujer fuerte, hermosa, segura de sí misma. Tenía una fuerte conexión con la
vida y un inmenso deseo de cumplir sus sueños. Ella era su inspiración cada
día. Tenía claro mucho antes de enfermar, que él necesitaba de ella, de su
amor, de su vida, de todo lo que la rodeaba.
Necesitaba morir. Morir para que con el tiempo Brenda volviera a sonreír.
Para que pudiera recobrar su aspecto hermoso, para verla segura de si misma y
verla lograr sus sueños. Quería que Brenda tuviera una vida para cuidar a esa
criatura que tenía en su vientre.
Mientras se esforzaba por no regresar a la vida, abrir sus ojos y
ver a Brenda, mientras le suplicaba al cielo que no lo permitiera regresar a
menos que fuera como guardián, mientras que todo eso ocurría, Brenda lloraba y
en su mente revivía esos momentos tan especiales que había vivido juntos.
Una extraña conexión ocurrió. Francisco entendió que era el
momento. Podía ver a Brenda y a la criatura que ella llevaba en su vientre. La
misma que fue planificada, concebida con amor. Aún con su debilidad, se esforzó
para entregarle todo a su esposa. La mujer a la que amaba perdidamente. Se
entrego con amor, pasión. Fue en ese último contacto donde pudo amar a Brenda
como nunca lo había hecho.
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