viernes, 19 de octubre de 2012

Páginas, yo tu tinta.

Me duele saber que ya no tengo tus páginas en blanco para escribir mi historia. Duele saber que has cambiado la tinta con la que permites que escriban sobre tus delicadas hojas. Mientras tanto; Qué hago con mis palabras vacías? A quién recurro cuando mi cuerpo no aguante tantas letras?. Dime, por qué lo has permitido? Ella ahora es todo para ti. Es la que da color a cada linea de tu vida. Quien dibuja en portada tus alegrías.

Pero yo nunca quise ser titulo en tu libro. Me bastaba con que se redactara de mí, sobre ti. Había espacio para dos. Ella podía escribir con tinta de color, risas, versos, poemas y canciones. Y yo con mi carbón escribir lágrimas y secretos.

Duele saber que aquello que escribía en páginas que me regalabas, no tienen importancia. Solo podré utilizarlas para archivarlas en mi corazón.

No pido que borres las historias que ha escrito en ti, pero sí, que aprendas a separar lineas vacías para que en un futuro mi carbón vuelva a trazar palabras en tu libro.

lunes, 15 de octubre de 2012

Lluvia

Afuera llueve. Y tú sigues sentada allí, junto a la ventana. No te has movido desde que se fue. Quizás porque tengas miedo de que no regrese, quizás por el deseo tan fuerte de volverlo a ver.

Afuera llueve. Y las gotas son cada vez más fuerte. Los vecinos duermen menos tú. Que esperas paciente impacientemente. Estas cubierta por una manta que huele a él. Sí, la misma que utilizó para cubrir su cuerpo. La misma con la que cubres el tuyo. Tallado perfecto. Artesanía única de tan experimentado escultor.

Afuera llueve. Y hace frío. Pero tu cuerpo no lo siente. Los cristales de las ventanas comienzan a empañarse.  Como en un especie de trance vas desasiendo todo lo que llevas. Pero sigues ahí, junto a la ventana. Desde aquí puedo ver a las personas correr de un lado a otro, esquivando grandes charcos, con prisa, intentando escapar de la lluvia. Buscando con la mirada uno que otro espacio en algún lugar cercano donde esperar.

Afuera llueve. Y una que otra mirada se posa en tu ventana. Sonríen. Y poco a poco tu cuerpo va produciendo más calor. Mi mundo se detiene. Sé que ya no escuchas ni ves nada. El dulce olor a él, de sus sabanas, se mezcla con tu respiración. Puedo ver tu piel erizar. Arqueas tu cintura. Intentas abrir tus ojos, pero no puedes. Haces un gesto con tus labios que me huela la cabeza. Siento el calor que brota de tu cuerpo, como una especie de vapor. Te quedas inmóvil unos segundos. Poco a poco vas recuperando tu estado normal.

Afuera llueve. Los cristales ya no están empañados. Hay varios curiosos en medio de la calle. Miran al cielo. Miran tu ventana. Sonríen como quienes acaban de presenciar un encuentro. El mejor de todos.

Afuera llueve. Sonríes complacida. Estas feliz por tu osadía. Respiro. Y tu mirada se cruza con la mía. Te sonrió. Estoy nervioso. Dejo a un lado el periódico que hace mucho tiempo deje de leer. Tiro varios billetes sobre la mesa, es el pago de aquél café que nunca bebí. Me pongo de pie y me marcho de la cafetería.

Afuera llueve. Toco el timbre de la puerta, pero para mi sorpresa esta entre-abierta. Me esperas. Y sin perder tiempo terminamos aquello habías empezado.

Afuera llueve. Y mi corazón se lamenta. Otro día más que me invento una historia, esperando algún día poder sacarte de mi cabeza.

jueves, 11 de octubre de 2012

Amor de tres ¿Funciona?

...
- De ahora en adelante seremos uno.- Y con una gran sonrisa se acerco para besarle la frente.

- De ahora en adelante seremos tres.

Aquellas palabras que Laura acababa de pronunciar resonaban en su cabeza. Había sentido un gran hueco en su estomago. Comenzaba a sudar. Lo podía sentir. ¿Habrá querido decir que ella y él...? Agitaba su cabeza en negación. Espantando ideas que se intentaban colar entre sus pensamientos. Luego de varios segundos en silencio se apresuro a contestar.

- No entiendo cuando dices que seremos tres.

Laura no puedo suprimir una risita traviesa.

- La realidad es que siempre fuimos tres. ¿Quién pensaría que la relación de tres funciona?

- Haber. Laura. Creo que no estoy entendiendo. ¿Podrías explicarmelo?

Aquella joven con su mirada traviesa, lo tomo de las manos.

- Seremos tres en esta relación. Tu, yo y Dios. Los tres trabajaremos para que esta relación funcione. Tu no dejarás de ser tu. Yo no dejaré de ser yo. Y Dios seguirá siendo el piloto de nuestro corazón.

Con una gran sonrisa se acerco y devolvió el beso que había recibido. Lo abraza muy fuerte, tanto así que él puedo sentir los latidos de su corazón. Él sabe que esa chica de rasgos dulces siempre buscará la manera que momentos como ese nunca se olviden.


domingo, 7 de octubre de 2012

Silencios

Tanto amor. Tanto aire para respirar. Tanto espacio. Tantas caricias. Tantas palabras vacías. Días tras días y todo era mentira. Tu sonrisa, tu mirada, tu respiración acelerada rozando mi cuello, tu cuerpo sobre el mio.  ¡Mentiras! Todo ahora me sabe a mentiras.

Subí al cielo, hice piruetas, me acosté sobre suaves nubes, jugué con estrellas pero tu amor, fuertes rayos del sol, calentó mi corazón, me agrieto el pecho y comencé a caer, lento, muy lento. Mi cuerpo se sentía ligero como el peso de una pluma. Pero aún así, caía lento. Pero cuando me di cuenta ya caminaba sobre el fuego. Entonces con ojos cerrados, corrí, me caí y entendí que todo fue mentira. Nuestro amor es una mentira. ¡Mentiras y más mentiras!

Y el pensamiento se arruga al recordar tus palabras lisas. Siempre tan precisas, siempre... tan vacías.

Y deje de ser yo para ser tu dama perfecta. Esa que se desvivía. La que construyó castillos de brillos, solo para ti. Y como niño encaprichado, de una patada, destruyes todo eso que mi amor hizo para ti. Y con la ligereza del viento, posas tus manos sobre mi cuerpo y como quien pide un deseo, tus golpes son cada vez más intensos.

Con mis palabras



Dije cosas que quizás… No recuerdo como fue. Comencé a caer y me deje llevar. Estaba ciega de sentimientos encontrados. Pero quien estaba frente a mí eras tú. Esas palabras no tenían dueño pero sí apellidos.



¡Maldición! 




Fuiste el elegido. Tuvo que ser tú quien ganara el torrente de insultos que mi corazón disparaba. Este corazón vació que anda por el mundo como cuerpo sin alma, en pena.





El papel de tu vida estrujado esta. Se agrieto tu corazón y poco a poco con mis palabras termine pudriendo lo que quedaba de amor. ¡Nada! Solo me cuesta continuar fingiendo que estoy bien y que te entiendo. Pero odio ese momento. Odio tu silencio. Continuare a tu lado como muñequita que adorna el cuarto. 
22 de julio de 2010