lunes, 15 de octubre de 2012

Lluvia

Afuera llueve. Y tú sigues sentada allí, junto a la ventana. No te has movido desde que se fue. Quizás porque tengas miedo de que no regrese, quizás por el deseo tan fuerte de volverlo a ver.

Afuera llueve. Y las gotas son cada vez más fuerte. Los vecinos duermen menos tú. Que esperas paciente impacientemente. Estas cubierta por una manta que huele a él. Sí, la misma que utilizó para cubrir su cuerpo. La misma con la que cubres el tuyo. Tallado perfecto. Artesanía única de tan experimentado escultor.

Afuera llueve. Y hace frío. Pero tu cuerpo no lo siente. Los cristales de las ventanas comienzan a empañarse.  Como en un especie de trance vas desasiendo todo lo que llevas. Pero sigues ahí, junto a la ventana. Desde aquí puedo ver a las personas correr de un lado a otro, esquivando grandes charcos, con prisa, intentando escapar de la lluvia. Buscando con la mirada uno que otro espacio en algún lugar cercano donde esperar.

Afuera llueve. Y una que otra mirada se posa en tu ventana. Sonríen. Y poco a poco tu cuerpo va produciendo más calor. Mi mundo se detiene. Sé que ya no escuchas ni ves nada. El dulce olor a él, de sus sabanas, se mezcla con tu respiración. Puedo ver tu piel erizar. Arqueas tu cintura. Intentas abrir tus ojos, pero no puedes. Haces un gesto con tus labios que me huela la cabeza. Siento el calor que brota de tu cuerpo, como una especie de vapor. Te quedas inmóvil unos segundos. Poco a poco vas recuperando tu estado normal.

Afuera llueve. Los cristales ya no están empañados. Hay varios curiosos en medio de la calle. Miran al cielo. Miran tu ventana. Sonríen como quienes acaban de presenciar un encuentro. El mejor de todos.

Afuera llueve. Sonríes complacida. Estas feliz por tu osadía. Respiro. Y tu mirada se cruza con la mía. Te sonrió. Estoy nervioso. Dejo a un lado el periódico que hace mucho tiempo deje de leer. Tiro varios billetes sobre la mesa, es el pago de aquél café que nunca bebí. Me pongo de pie y me marcho de la cafetería.

Afuera llueve. Toco el timbre de la puerta, pero para mi sorpresa esta entre-abierta. Me esperas. Y sin perder tiempo terminamos aquello habías empezado.

Afuera llueve. Y mi corazón se lamenta. Otro día más que me invento una historia, esperando algún día poder sacarte de mi cabeza.

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