jueves, 24 de febrero de 2011

Animal Planet ¡POR FAVOR!


Que mucho me ha enseñado Animal Planet. Tanto así que estoy pensando cambiar de especialidad y ser veterinaria. ¿Qué?, ¿Como es posible?, "Estas loca", "Decídete", "Madura". Ya los escucho decir. Y no es precisamente por ser veterinaria, es por querer ser veterinaria a mis 23 años. No, no. Tampoco tiene nada que ver con la edad. Los escucho decir todo eso porque de Actriz pase a ser Trabajadora Social. De Trabajadora Social a Diseñadora de Interiores y de Diseñadora de Interiores a V-e-t-e-r-i-n-a-r-i... ¡Pues bine! Nada de veterinaria. No infarten. Seguiré con mis Diseños, con mis Dramas y por supuesto como mediadora de los conflictos. Aunque no descarto la salud de los animales. No importa si soy la primera en correr en sentido opuesto si ve un Coqui. (Les confieso, prefiero no bañarme a que tener que compartir la ducha con alguno) ←Y claro de eso yo sé porque por mucho tiempo viví en un campo, ahora, digamos que vivo en un civilicampo. Tampoco soy la heroica de los animales. Durante 18 años viví presa en mi propia cápsula de "fobia" hacía los perros. No importaba su tamaño, raza ni educación. Quienes me conocen de tiempo, saben mi condición de atleta cuando de huir de algún perro se trataba. Mis cortas piernas se transformaban y de cierto modo me convertía en Jaguar pero en este caso, en lugar de ir tras la presa, yo escapaba de ella. También tenía un poco de Chimpancé, porque me trepaba con una facilidad encima de quien fuera conocido o no, solo me aseguraba de estar "a salvo". Y ni se diga, también podía convertirme en Gata. Aruñaba en mi desespero por sentirme segura.

     Retomando el tema. Que mucho me ha enseñado Animal Planet. (Visualicen, en mi casa oficialmente vemos 2 canales; 1) ESPN y 2) ANIMAL PLANET. Claro vemos noticias y otros pero como dije, estos don los OFICIALES) Con el aprendí que uno no tiene el perro que desea, tiene el que NECESITA. "Y sí, tienen razón". Cuando por fin decidí ponerle punto y aparte a mi "fobia" le di hogar a un cachorro pomerania a quien nombramos Bimbo. (Igual que las deliciosas galletas) Durante los primeros meses literalmente dormía con tenis y pantalón largo, por el simple echo de que no fuera a olfatear y lamer como tanto terror me causaba. Poco a poco fui cambiándome los pantalones largos por unos cortos, los tenis por medias y finalmente caminaba descalza. Bimbo era y es el perro que muchos desean tener. Es educado, cariñoso y sobre todo muy leal. En su desarrollo como cachorro siempre fue muy educado y cariñoso. Sobra decir que es el Rey de la casa. Ahora bien... Hablemos de mi adorado, tierno TORMENTO, que no cambiaría por nada. Mi bola de pelo, mi tasmania, que finalmente lo llamamos Floppy Martín. (Sí, Martín de Ricky Martín, por su belleza y gracia ante el foco fotográfico.) Solo tiene 10 meses y en sus 9 conmigo ha roto, comido, mordido, más de lo que ha echo Bimbo en 6 años. Floppy es "gringo". El poco caso que hace (en términos de porcentaje es un 5%) es cuando le das un comando en inglés. Pero eso sí, le encanta que yo le cante. (Es ahí cuando "muy rara vez" permanece quieto) Durante el día hay que tener 8 ojos para él y durante la noche 1,000. ¡No exagero! El sabe lo que es comer cable de lampara, bocinas, sillas del comedor, botones, películas, y puertas plásticas corredizas. Si lo regañas, el tiene la última palabra. Todo el tiempo tiene un gran almacén de baterías Duracell recargables. (OJO; no estoy haciendo publicidad) Salta, salta y muerde jugando sin parar. Es mi guardaespaldas fiel. Duerme cuando duermo y con su carita hermosa me domina toda. Lo acepto. El me tiene en sus manos. Ven porque digo que estoy de acuerdo cuando en un programa muy famoso de "psicología canina" dicen que no tenemos el perro que queremos. Tenemos el perro que necesitamos". Figúrese. En lugar de Bimbo hubiese sido Floppy Martín, otra fuera la historia. Piense que en ese entonces, no podría ver ningún perro a 10 pies de distancia. Así que sí. Ellos tienen razón.

     También con Animal Planet he aprendido a valorar un poco más a los animales. Conocer sus mecanismo de defensa ¿y porque no? también querer ser como ellos en mi otra vida. Me pregunto:¿Qué pasaría si finjo no escuchar las voces y me cambio de concentración? Quizás en la teoría sería una experta con 4 puntos. ¿Pero en la práctica? ¿Cuando tenga que ayudar en un parto a una vaca, a una yegua. Cuando tenga que vacunar a un gato? O peor aún... ¿Cuando tenga que "dormir" a un animal? Creo que soy muy sublime. Los problemas sociales me afectan, me drenan y no pude continuar con mi labor de TSA (Trabajadora Social en Adiestramiento) creo que de igual forma o peor sería ser una veterinaria. Definitivamente, "Hay profesión y hay profesión". He llegado a creer que esto de la vida (sea humana o animal) es un tema que me causa mucha ansiedad.

     Créanlo o no, hay mucho más de lo que he aprendido con Animal Planet. Me despeja, me enseña y me divierte. Creo que Animal Planet ha sido lo mejor que me ha pasado luego de; mi familia, mi pareja, Bimbo, Floppy, mi historia, mi vida, mis libros, mis escritos, mis decisiones, mis indecisiones. ¡Gracias ANIMAL PLANET por ayudarme ampliar mis conocimientos! 

     Ahora puedo decir que quisiera ser como un Chimpancé. Gozar de una gran inteligencia y sentido del humor. Andar por la vida como el Elefante. Recordando cada paso, cada persona que marca mi vida. Finalmente ser como el Panda. Cariñosa, humilde, feliz. Disfrutando de los míos, protegiéndolos. 

jueves, 17 de febrero de 2011

Algodones para mis oidos POR FAVOR


Creo que llevo dos escritos donde me he salido de la línea. Pero no importa. Este es mi blog. Lo que sucede es que esta semana estoy algo así "chillin" (¿todavía se usa esa palabra?). Muy tranquila, quizás es que comenzaron las clases y eso me hace relajarme. Escribir lo primero que pienso y no rebuscar tantas palabras en mi interior. Digamos algo así como informal. El caso. No he podido aguantar y aquí me encuentro escribiendo. Creo que después de terminar de escribir tendré pesadillas. Opte por llevarle la cuenta... Creo que son 5 veces al mes. Pero                             no es la cantidad, es el escándalo.
 Les cuento:                  

        Mi casa retumba y no es por los truenos. El techo de mi casa se quiere caer en canto y no es por un terremoto. Creo escuchar maullar a un gato. Miro para el lado a ver si mi esposo escucha o siente algo, pero el duerme. Volteo para el otro lado, mi perro, el sigue durmiendo. Pero el maullido es cada vez más alto. Shhhhhh..... Después de un rato. Todo vuelve a la normalidad, se escucha un carro salir, ahora solo se escucha las aspas de mi abanico.

        Ya sé. No era ningún gato. Pero por ¡Dios! que escándalo. ¿A caso se le olvida que tiene una hija? Ahora pensando bien, la próxima vez buscaré el palo del mapo y can-can-can tres golpes al techo y no me importa si se les pasma. ¡Caramba! ¡Quiero dormir!